Cuidados de la Skimmia japonica rubella
La Skimmia japonica rubella es un arbusto que destaca por su belleza a lo largo de todo el año, por sus hojas (de un verde oscuro brillante, con tonalidades rojizas en invierno, forma elíptica a oboidal, de textura coriácea) y porte (Tamaño mediano, redondeado, compacto de crecimiento lento). Ambas son parte fundamental de su encanto.
El color base de las hojas es un verde oscuro y brillante, lo que le otorga una apariencia lustrosa y saludable. Sin embargo, una de las características más llamativas de la variedad 'Rubella' es que sus hojas adquieren tonalidades rojizas, especialmente en los márgenes, durante los meses más fríos. Esto le brinda un contraste de colores muy atractivo, especialmente en otoño e invierno. Las hojas son simples, de forma elíptica a obovada, con un tamaño que puede variar, pero generalmente son de tamaño mediano. Su textura es coriácea, lo que les confiere cierta rigidez y resistencia. Las hojas se disponen de forma alterna a lo largo de las ramas, creando una copa densa y redondeada.
Porte: Es un arbusto de tamaño mediano, que suele alcanzar una altura de entre 1 y 1,5 metros. Forma: Su porte es redondeado y compacto, con numerosas ramificaciones desde la base. Esto le otorga un aspecto denso y lleno.
Crecimiento: Es de crecimiento lento, lo que permite controlarlo fácilmente y mantenerlo en el tamaño deseado.
Ubicación: Prefiere lugares semisombreados, protegidos del viento fuerte. Tolera el sol directo, pero las hojas pueden quemarse en las horas centrales del día.
Suelo: Necesita un suelo ácido, rico en materia orgánica y bien drenado.
Abonado: En primavera y otoño, con un fertilizante específico para plantas acidófilas.
Poda: Se realiza después de la floración, para eliminar las ramas secas o dañadas y darle forma a la planta. Temperatura: Resiste heladas moderadas, pero es recomendable protegerla en zonas muy frías. Riego: Regular, evitando encharcamientos. El sustrato debe mantenerse húmedo, pero no empapado. El riego de la Skimmia japonica rubella es un aspecto fundamental para mantenerla saludable y vigorosa. Esta planta, al igual que otras acidófilas, tiene necesidades específicas en cuanto al agua. El riego debe ser regular, pero evitando encharcamientos. Es preferible regar con frecuencia pero en pequeñas cantidades, manteniendo el sustrato ligeramente húmedo. La cantidad de agua dependerá del clima, la temperatura, el tamaño de la planta y el tipo de maceta o suelo.
El sustrato debe ser capaz de retener cierta humedad, pero también de drenar bien el exceso de agua. Un sustrato ácido y bien drenado es ideal para esta planta. Se debe evitar el encharcamiento pues el exceso de agua puede provocar la pudrición de las raíces pero al regar el agua tiene que llegar a todas las raíces. Si es posible se debe utilizar agua de lluvia para regar la Skimmia, pues es más blanda y no contiene cloro ni cal.
Humedad ambiental: La Skimmia japonica rubella aprecia una alta humedad ambiental. Se puede aumentar la humedad alrededor de la planta pulverizando sus hojas con agua regularmente. Con un exceso de riego las hojas se vuelven amarillas y caen, y las raíces se pudren. Si hay un riego escaso las hojas se secan y se caen, y la planta se debilita.